Sería sencillo decir que no hay palabras para expresar lo que sentimos ante un acto terrorista como el que ha acaecido en Bruselas hace pocas horas. No sólo sería demasiado sencillo, además, esto sería mentir.
Sí que las tenemos: Rabia,dolor,miedo,inseguridad,incertidumbre, impotencia, y por supuesto, tristeza e indignación.
Me quedo con esta última y lo hago por muchas razones, pero sobre todo por no entender cómo es posible que personas que llegan a un país buscando una mejor calidad de vida y de futuro para ellos y sus descendientes, no hayan sido capaces de inculcar en los suyos el agradecimiento y los valores de libertad de los que en sus países de origen no disfrutaban.
Me pregunto: ¿Tan mal hemos tratado los europeos a aquellos que han llegado buscando mejorar su calidad de vida? Acaso no hemos tratado de igualar sus derechos con el resto de ciudadanos? ¿No les hemos atendido en hospitales o escolarizado a sus hijos? ¿No se les ayuda con subvenciones en comedores escolares, y en tantas otras cosas? ¿Tan mala memoria tienen respecto a cómo malvivían y a la opresión a la que estaban sometidos, sin democracia ni libertades públicas, que quieren modificar nuestra manera de vivir( la que ellos ansiaban) que es antagónica a a la suya?
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