Hace
unos días, un acontecimiento sencillo y
cercano llamó mi atención de sobremanera.
Un
reconocimiento a personas que dedicaron y dedican su tiempo y energías a
colaborar con y para los demás captó mi atención de inmediato, haciéndome reflexionar
sobre las interioridades del ser humano y las limitaciones auto impuestas.
No
es tema baladí, o al menos no para mí. Esta reflexión me llevó muy atrás en el tiempo y me hizo
preguntarme, dónde, qué, a quien, o de qué modo había colaborado o participado de
esa forma para mi pueblo y mis convecinos. La respuesta fue desoladora. No
tenía recuerdos en ese sentido más allá de tener buen trato, ser respetuoso, y algún que otro
acto de ayuda sin importancia.
Tras
esta reflexión, me pregunté entonces sobre lo que sí había hecho , y mi respuesta aparentemente era lógica:
Trabajar; crecer como persona,crear ,cuidar de mi familia y construir los
cimientos necesarios para que las posibles turbulencias no la derribasen.
Podría
ser suficiente, pero no para mí.
Me
sentí totalmente insatisfecho. ¿Cómo era posible? Simplemente no lo sé...
Entonces
pensé y recordé etapas más recientes, y ahí si vi algo más. Con mayor o menor
acierto he participado en mi entorno .y es ahora cuando me siento más contento y satisfecho conmigo mismo. Sin duda, el aportar lo
mucho o lo poco que sabes y tienes es lo que te hace más feliz.
Lo que se
precisa no es un cambio de forma de ser, es un cambio de actitud.
Para
alguno de los presentes en dicho acto, ese reconocimiento podría parecer que había
llegado demasiado tarde pero ,en mi opinión , eso no es así. los familiares que lo recibieron
en su nombre se llenaron de orgullo, y la satisfacción iluminaba sus caras. Estas personas habían participado de forma directa en la construcción de una sociedad.¿hay algo más importante en el ámbito social?
En épocas de crisis social como la que atravesamos, esas personas,en un segundo plano la mayoría de ocasiones,han sido y son los protagonistas reales, aunque casi nunca se les reconoce a tiempo o en su justa medida. Merecen por ello toda mi admiración y respeto.
Vivimos un tiempo especial y extraordinario, tanto en sus durezas como en sus oportunidades. Estoy plenamente convencido: El egoísmo y el egocentrismo no llevan a nada, o al menos, a nada bueno .En cambio, si sumamos nuestras fuerzas y experiencias (buenas y malas) todo es posible.
Vivimos un tiempo especial y extraordinario, tanto en sus durezas como en sus oportunidades. Estoy plenamente convencido: El egoísmo y el egocentrismo no llevan a nada, o al menos, a nada bueno .En cambio, si sumamos nuestras fuerzas y experiencias (buenas y malas) todo es posible.
Esta
vida es la que es, y dura lo que dura. En su final, deberíamos tener una respuesta
satisfactoria a las preguntas: dónde,
qué, a quién y de qué modo hemos aportado y ayudado; pero sobre todo, si hemos sabido
y podido enriquecerla.