martes, 31 de marzo de 2015

Reflexiones.

Hace  unos días, un acontecimiento sencillo y cercano llamó mi atención de sobremanera.
Un reconocimiento a personas que dedicaron y dedican su tiempo y energías a colaborar con y para los demás captó mi atención de inmediato, haciéndome reflexionar sobre las interioridades del ser humano y las limitaciones auto impuestas.

No es tema baladí, o al menos no para mí. Esta reflexión  me llevó muy atrás en el tiempo y me hizo preguntarme, dónde, qué, a quien, o de qué modo había colaborado o participado de esa forma para mi pueblo y mis convecinos. La respuesta fue desoladora. No tenía recuerdos en ese sentido más allá de tener buen trato, ser respetuoso, y algún que otro acto de ayuda sin importancia.

Tras esta reflexión, me pregunté entonces sobre lo que sí  había hecho , y mi respuesta aparentemente era lógica: Trabajar; crecer como persona,crear ,cuidar de mi familia y construir los cimientos necesarios para que las posibles turbulencias no la derribasen.

Podría ser suficiente, pero no para mí.

Me sentí totalmente insatisfecho. ¿Cómo era posible? Simplemente no lo sé...

Entonces pensé y recordé etapas más recientes, y ahí si vi algo más. Con mayor o menor acierto he participado en mi entorno .y es ahora cuando me siento más contento y satisfecho conmigo mismo. Sin duda, el aportar lo mucho o lo poco que sabes y tienes es lo que te hace más feliz.

 Lo que se precisa no es un cambio de forma de ser, es un cambio de actitud.

Para alguno de los presentes en dicho acto, ese reconocimiento podría parecer que había llegado demasiado tarde pero ,en mi opinión , eso no es así. los familiares que lo recibieron en su nombre se llenaron de  orgullo, y la satisfacción iluminaba sus caras. Estas personas habían participado de forma directa en la construcción de una sociedad.¿hay algo más importante en el ámbito social?

En épocas de crisis social como la que atravesamos, esas personas,en un segundo plano la mayoría de ocasiones,han sido y son los protagonistas reales, aunque casi nunca se les reconoce a tiempo o en su justa medida. Merecen por ello toda mi admiración y respeto.

Vivimos un tiempo especial y extraordinario, tanto en sus durezas como en sus oportunidades. Estoy plenamente convencido: El egoísmo y el egocentrismo no llevan a nada, o al menos, a nada bueno .En cambio, si sumamos nuestras fuerzas y experiencias (buenas y malas) todo es posible.

Esta vida es la que es, y dura lo que dura. En su final, deberíamos tener una respuesta satisfactoria  a las preguntas: dónde, qué, a quién y de qué modo hemos aportado y ayudado; pero sobre todo, si hemos sabido y podido enriquecerla.

Todo está por hacer, o al menos, por mejorar. Hagámoslo, merecerá la pena