No
me sorprende el revuelo que Évole ha levantado con su documental sobre la
“Operación Palace”.
Nos
pilló a todos por sorpresa y tardamos un tiempo en descubrir el montaje. Yo
personalmente no lo hice hasta caer en la cuenta de que Tejero fue a la cárcel por
ello.
Más
allá de la crítica a este periodista por el “engaño”sufrido al hacer un montaje
sobre un tema tan delicado como el
intento de ruptura del juego democrático vía Golpe de
Estado, creo que una vez hecho, como poco, nos ha de llevar a reflexionar y
hacernos algunas preguntas al respecto.
¿No
deberíamos profundizar más cuando escuchamos o vemos noticias a diario sobre temas judiciales, políticos ,
económicos y sociales? ¿No solemos precipitarnos a la hora de emitir veredictos
de culpabilidad o inocencia? Esto ha sido un aviso, de mal gusto, pero un
aviso.
Yo
opino y creo que lo que el domingo hizo Évole
es una insignificancia comparado con lo que otros teatralizan y
representan como actores impropios todos los días en la mayoría de los medios de comunicación.
¿Somos
los españoles así de dados al espectáculo y la crítica sin fundamento?
¡Así
nos va!
Se
que los periodistas serios y los comunicadores profesionales intentan a diario
romper esa “Obra de Teatro” que
anteriormente mencionaba, pero eso no es lo que gusta. Lo que gusta es escuchar
a tertulianos que saben de todo: Derecho, Medicina,Economía,..
etc etc.
Llevo
leyendo muchos años historias que
posteriormente han resultado ser verídicas sin que en su momento se les hiciese
ni caso y ,como hemos podido comprobar, simplemente no fue así porque la
persona que las denunció y escribió no era famoso o no tenía la audiencia
adecuada.
Ahora
todos somos periodistas gracias a las redes sociales, pero lo somos sin
moderador alguno y eso, quizá no sea bueno.
Se
lanzan o propagan mensajes sin verificación o comprobación alguna que afecta de manera exponencial a la realidad de la noticia en si.
Yo
personalmente no dejaré de emitir opinión, pero sólo eso, opinión.
No
somos periodistas ni hemos estudiado la profesión, por lo tanto, hemos de
cuidar qué, cómo ,cuándo y a quien nos dirigimos a la hora de emitir noticias
de las que no tenemos seguridad ni certeza.
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