Los reinos de taifas
fueron los pequeños reinos musulmanes producto de la desintegración del
Califato de Córdoba en una constelación de estados independientes que se debían
más a los intereses particulares de sus mandatarios que a una realidad
político-social concreta.
La España que vivimos muestra signos cada día más evidentes de involucionar al año 1000 DC. y revivir las posturas de aquellos dirigentes ególatras que lejos de enfocar sus esfuerzos hacia el bienestar de la sociedad, solo pensaban en sí mismos y en sus ansias de poder y gloria.
Artículo 14. Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
¿De verdad alguien cree que esto es así? Pues bien, yo era uno de ellos. Los españoles y aquellos que viven en nuestro país están muy lejos de disfrutar de esta igualdad y la pandemia ha puesto las cartas sobre la mesa.
Hasta hace bien poco creía vivir en un territorio
común sin fronteras con igualdad de derechos y obligaciones, pero estaba en un
error.
Dependiendo de quién está al mando esos derechos son
distintos y desiguales en aplicación y efecto, pero eso sí, las
obligaciones no se modifican. Toques de queda, perimetraciones, actividades,
reuniones, servicios, manifestaciones sí, manifestaciones no, y un largo etcétera
de restricciones que no tienen ningún criterio de armonización e idoneidad, ni
formula empírica que las sostenga.
Y olvida también que el
principio de solidaridad, que garantiza el
establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas
partes del territorio español, es posible gracias a los impuestos
que aportamos TODOS LOS ESPAÑOLES, creando empleo e infraestructuras allí donde
se necesita.
Por
otro lado, llevamos tanto tiempo escuchando contradicciones y desmentidos que
ya nos sabemos a que atenernos a la hora de actuar.
Nos
criminalizan y toman por irresponsables, y eso, a mi aparecer, es una falta
grave de respeto.
¿Tenemos los dirigentes que nos merecemos? sinceramente creo que no, pero si no ponemos
remedio se perpetuarán y los sufriremos en nuestras carnes.
No
me olvido de nuestros valientes, que están en primera línea de fuego cobrando
sueldos ridículos, con contratos de becarios y con dotaciones presupuestarias ridículas.
Vaya por ellos mi más sincera admiración por su dedicación y coraje.
Mis
más sinceras condolencias a esas familias que han perdido a sus seres queridos,
pero tampoco puedo olvidarme de aquellos que están viviendo una situación agónica
sin saber que hacer con sus empresas, el personal contratado o en ERTE , o con locales
arrendados y sobre endeudados.
Un año después,80.000 muertos, y no se ponen de acuerdo.
Que
Dios nos coja confesados.
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