jueves, 24 de octubre de 2013

Rabia, impotencia,estupor...decepción.

No es imaginable el dolor que las victimas del terrorismo están sufriendo como consecuencia de la aplicación de la sentencia del TEDH.
Tampoco lo es , el estupor que habrán sentido al comprobar con qué rapidez se han puesto de acuerdo  la Fiscalía General de Estado y los miembros de la Audiencia Nacional para poner en libertad a una terrorista no arrepentida y condenada en principio a TRES MIL años de cárcel.
Ya no valen la excusas, no valen los acercamientos y las expresiones de apoyo por parte de los que en su momento no quisieron transformar en Ley una Doctrina plenamente consensuada. 
Ha de ser tal  su angustia , su rabia y su decepción, que ni por asomo tendrán consuelo porque simplemente les acompañemos en una o varias manifestaciones.
Ya es tarde para remediarlo, pero no es tarde para pedir explicaciones a los que en su momento pudieron y no quisieron, a los que fueron blandos y confiados con terroristas, violadores múltiples, asesinos de niñas y criminales fuera de rango que ahora mismo, sí, ahora mismo están exigiendo que se les ponga en libertad y que se les indemnice por el tiempo que "según ellos" han pasado de más en prisión.
La ciudadanía sólo tiene dos caminos: Confiar en la justicia o tomársela por la mano. ¿Entenderán entonces los Jueces del TEDH que su propósito fue velar por la defensa de un Derecho Fundamental como es el Derecho a la Vida de sus seres queridos? Lo dudo...
No soy victima de ETA, no tengo familia ni amigos que lo hayan sido, no he sufrido violaciones ni maltrato, y sin embargo lo siento como si así hubiese sido. Y además siento verguenza y decepción.
No abogo por ninguna manera de justicia personal, pero creo que en los tiempos que corren no será extraño que la veamos en los medios.
Desde aquí, envió un abrazo y mi más sentido pésame a esas víctimas que, por segunda vez, sufren dolor, rabia e impotencia, y que a buen seguro, dudarán de si la justicia  en la que ellos confiaban realmente existe.

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